Desde la sombra, haces ver lo invisible, invisible para mí, porque tú y sólo tú eras consciente de que no era yo.
En la sombra viendo como caía, como he dejado caer todo mi mundo.
Siempre te echaba, y aunque creí que ya no estabas, siempre has estado ahí en el anonimato, dándome bofetadas de realidad.
Hasta que me hundí en el gran pozo, y tú, solo tú, estuviste ahí junto a otros pocos, como siempre desde la sombra.
Cuidándome, queriéndome y dándome calor.
Cuando realmente te ves mal, es cuando el día que tienes unas poquitas fuerzas para levantarte y pensar,
pensar con claridad,
te das cuenta de quien siempre ha estado ahí.
Ánimos en la sombra, que no querías ver,
porque quizá pensabas que te romerías,
pero nunca nadie te ha debido de enseñar que romperse es una de las cosas más bellas del mundo.
Ahí es cuando ves que existe el dolor, la alegría...
Aunque para ti ahora siempre suele ser tristeza y soledad.
Pero no estás sólo, el silencio y la sombra muchas veces quieren decir cosas que nosotros no sabemos, o no queremos saber. Estate siempre atento porque no estás solo,
y no es necesario después de no darse cuenta a tiempo que siempre hay gente que está peor que uno mismo,
pero siempre, aunque cueste,
se puede con salir adelante.
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Publicado por Los pensamientos de una enamorada de la vida sobre ruedas, cuesta abajo y sin frenos.
Tengo 36 años, vivo en Madrid y mis aficiones son: leer, escribir, dibujar, la fotografía, la música (sobre todo en directo y el género pop). Me ha gustado escribir desde bien pequeña, pero profesionalmente lo hago desde hace tres años. Deambulo en una silla de ruedas eléctrica debido a que padezco Espina Bífida e Hidrocefalia. Esto no me limita en nada porque la silla son mis piernas y en muchas ocasiones los brazos de la gente son las piernas que la silla no alcanza a darme
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