Ayer 22 de noviembre fué el día de lo que más me gusta en esta vida, la música, creo que si me dijesen que me podría llevar solo tres cosas a una isla desierta,a parte de mí silla de ruedas, tengo clarisimo que lo otro que iría conmigo sería algo donde poder escuchar música, creo que nunca podría vivir sin ella.
Sin saberlo me ha ácompañado en momentos muy importantes en mí vida, tanto para bien como para mal.
Gracias a ella he podido conocer a gente maravillosa con la que aún a día de hoy sigo teniendo contacto, y he vivido experiencias únicas que jamás pensé que iba a tener.
Me he llegado a ir fuera de Madrid capital para ver a una de mis cantantes favoritas, María Villalón, y no me arrepiento en absoluto.
Muchos de los cantantes que me gustan son poco conocidos, lo que hace que muchas de las veces que hacen un concierto vayan a salas paqueñitas, y éstas casi nunca están adaptadas para poder entrar con una silla de ruedas.
Debido a esto siempre he tenido que depender de la ayuda de alguien si quería ver el concierto.
Muchas veces eran los mismos artistas los que me cogían a mi por un lado y a la silla por otro, escaleras arriba o abajo para poder entrar a verles.
Pero otras muchas veces era la gente de las salas las que organizaban todo para que pudiese asistir al evento y eran ellos mismos los que me ayudaban a acceder al recinto.
Sorprendentemente como mucha gente ya me conocía también me echaba una mano para que pudiese disfrutar como los demás de mi gusto por la música.
Hace tres años caí enferma y lo que más compañía me ha hecho desde entonces, siempre ha sido la música. Aún recuerdo cuando estaba en parapléjicos y no era capaz de dormirme y era enchufarme los cascos con Rozalén o con María Villalón y a los dos minutos estaba completamente dormida.
Sólo ellas hacían que me relajase y consiguiera dormirme en dos minutos.
En mis ingresos en la Fundación Jiménez Díaz había una auxiliar que siempre me llamaba la chica Rozalén, porque cuando entraba en mi habitación la tenía puesta a todo volumen, ventajas de estar sola aislada en la habitación por un bicho maligno. 🤣
Todo sea dicho que la chica Rozalén luchó incansablemente hasta que logró conocerla. A burra y cabezota no me gana nadie. 🥰.
Fué un momento inolvidable después de todo lo que me había acompañado durante aquel tiempo. Y jamás olvidaré lo que me dijo.
Tampoco me puedo olvidar de hace muchos muchos años, hablamos del doce de diciembre de dos mil tres, cuando por sorpresa gracias a la fundación pequeño deseo me llevaron a conocer a Bisbal, estuve en la habitación donde tenían en vestuario para el álbum de Bulería.
Es algo que tampoco olvidaré.
Conocí por internet a un cantante que se llama Cruz y gracias a su página conocí a mi ahora amiga Rosalba. Ella empezó a colaborar con mi asociación y en uno de los campamentos me llevaron a Toni por sorpresa. No me lo podía creer, después de darle tanta murga con que fuese a Madrid al final estaba yo casi en su tierra y se acercó a verme.
En 2020 por si teníamos poco vino una pandemia, que nos dejó a todos confinados en casa, y otra vez tengo a mi lado a mi fiel compañera, la música, que seguirá estando conmigo durante casi las 24 horas del día, porque me esperan dos operaciones por delante y mucho tiempo de cama desde ya.