Día internacional del Asperger 2022 18 de febrero de 2022

Algunas veces encuentros en la vida a personas que sin querer congeniar con ellas a la perfección, de esas con las que te gustaría pasar el resto de tu vida con ellas, pero que por inseguridades de la persona implicada y por falta de confianza de terceras personas los sentimientos mutuos no llegan a aflorar y a intentar llegar a ser algo más qué amigos. Hoy en el Día Internacional del Asperger no me puedo olvidar de aquella persona tan especial qué tengo en mi vida que a pesar de sus distintas capacidades está siempre ahí cuando más la necesito, en las buenas y en las malas. Se que los dos tenemos nuestros problemas, y que a veces somos un poco peligrosos saliendo juntos, pero por encima de todo eso está el amor que nos tenemos y el saber que si algo le pasa a cualquiera de los dos vamos a estar ahí, también sabemos qué podemos hablar de cualquier cosa que nos pase o nos preocupe, y que entre los dos vamos a buscar una solución. Muchas veces hemos tenido que escuchar que si no eres capaz de hacerte cargo de ti mismo cómo vas a hacerte cargo de otra persona, pero mil y una veces me has demostrado y me seguirás demostrando qué has podido y que podrás hacerte cargo de mí mejor que muchas otras personas que dicen no tener distintas capacidades. Hoy en tu día, el Día Internacional del Asperger no me importa decirte delante de todo el mundo que te quiero, qué gracias por estar siempre para mí, que no dudes nunca de ti porque todo lo que te propongas aunque tardes un poquito más que los demás lo vas a conseguir y yo estaré a tu lado como siempre para verlo aunque antes te haya echado mil y una broncas para intentar que fueses por el buen camino y nunca te rindieras, aunque yo no consiga llegar a mis metas. Solo me queda decirte que te quiero y que siempre que me necesites estaré aquí, aunque a veces, quizás demasiadas sea muy dura contigo.

No digas discapacidad di capacidad

Para mí enano. Mi superhéroe sin capa.

Hoy como cada año además de San Valentín se conmemora el día internacional de la epilepsia. Una enfermedad que sufren millones de personas en todo el mundo, pero que desgraciadamente a mí me toca de cerca ya que una de las personas que más quiero la padece.

Siempre había oído hablar de ella, y era consciente de qué era peligrosa, por qué si te tragabas la lengua o te la mordías podías tener un problema serio, una vez en el instituto vi como un chaval tuvo un ataque epiléptico y nadie se enteró, solo se enteraron cuando ya estaba inconsciente y cuando fueron a intentar que volviese en si ya estaba casi consciente.

Pero ahora es diferente, muy diferente diaria yo, porque siempre he sido consciente de que sufrirías esa maldita enfermedad, que según el leído hasta te puede dejar en parada y no sé cuántas cosas más, pero cuando realmente fui consciente de lo que realmente hay fue hace 3 o 4 años en uno de los últimos campamentos, cuando te pego aquel ataque epiléptico y fui yo la que avise a Chechu. Cuando te escuché hacer esos ruidos y temblar de esa forma pensé que te perdía para siempre, y aún hoy escribiendo estás líneas se me quiebra la voz recordándolo. No fue hasta horas más tarde cuando te pude ver en el pasillo tan solo un momento y comprobar por mí misma que estabas bien cuándo me quede tranquila. Y a día de hoy después de tantos años no puedo evitar cuando estoy más de x horas sin saber de ti acordarme de aquel día y pensar inconscientemente qué te puede haber pasado algo, sobre todo en los momentos en los que se que lo estás pasando peor qué sé qué son en los que tienes más riesgo de ataques. Así que es lo que a mí respecta feliz san Valentín porque es el día que se conmemora el Día Mundial de la Epilepsia. Te quiero muchísimo, David

David y su primera silla de ruedas eléctrica

Este relato también es parte del ejercicio qué me mandaron en la biblioteca, solo que publicado en tercera persona.

David tuvo una infancia demasiado complicada, pero en 2005 eso cambio.

Por fin abandono la casa en la que se había criado, en la cual se supone que debería de tener su vida hecha pero no, no era así, subida empezaría a partir de ese momento.

Ahí aprendería a valerse por sí mismo dentro de sus posibilidades y su gran dependencia.

Quizá llego tarde demasiado tarde pues él ya tenía 19 años. Se había perdido su adolescencia, pero lo que no sabía era qué lo mejor estaba aún por llegar.

Al empezar a vivir en la casa nueva por fin empezó a salir a la calle solo con los amigos que había hecho en el instituto y que hasta ese momento habían empujado su silla cuando salían junto pero eso no quedó ahí, y es que también llegaron otras cosas cómo prácticas en empresas, salidas a conciertos boleras…

Todo esto gracias a su fiel compañera compañera de cuatro ruedas que le acompañaba dónde su mente podia imaginar. Darse cuenta de cómo es realmente la vida real le costó mucho al muchacho, pero poco a poco y con ayuda de su gente lo fue consiguiendo, y en la medida de lo posible tomando el las riendas de su propia vida junto todo esto fue posible gracias a los apoyos tanto de su familia cómo de una asociación cercana que le proporcionaba asistentes para sus tareas personales.

Empezó a hacer una vida mucho más normal, por lo que no solo su ánimo mejoro sino que también podía hacer planes más acordes a la gente de su edad.

En uno de esos planes pudo conocer a una chica, se llamaba Marina, empezaron a hablar para conocerse mejor y resultó que tenían muchos gustos en común.

El primer fin de semana fueron over un partido de baloncesto… A los tres meses estaban viviendo juntos, por qué habían encontrado una casa adaptada en el centro de Madrid. Estaban encantados porque ya tenían lo que siempre habían deseado, amigos, trabajo, pareja… Y tres meses después de vivir juntos, decidieron casarse.

La decisión no fue fácil coma porque había mucha gente que no estaba de acuerdo, por el qué dirán, pero les dió igual.

Los dos estamos felices, qué era lo que les importaba. Al año y medio de casados pasó algo que nadie esperaba, Marina tubo una falta en la regla, pero a los pocos días empezó con mareos y con vómitos.

Ahí fue cuando acudió a su médico de cabecera, quién le derivo al ginecólogo.

Este fue quién la dijo que estaba embarazada de tres meses.

A partir de ahí fueron plenamente felices pués tuvieron un pequeño que les dió toda la felicidad que les faltaba.