Sanitarios que se dejan la piel mientras que la sanidad se cae a pedazos, mientras que el gobierno de la comunidad desaparece.

Cómo siempre unos días del mes de agosto desde hace aproximadamente cuatro años me los estoy pasando en el hospital doce de octubre. Cada año la situación es peor, La presidenta de la comunidad empezó por cerrar camas, siguió por cerrar partes de una planta y este año ya ha cerrado plantas enteras de ingreso, de este, porque en otros hospitales lo que ha hecho es cerrar plantas enteras directamente.

Esto hace que los hospitales estén masificados, porque hay menos dotaciones y a la vez menos personal.

Sin embargo la sociedad a la que atienden somos la misma, pero cada vez más envejecida y con problemas más crónicos, lo que quiere decir es que cada vez vamos a necesitar una mayor atención de nuestro sistema de salud.

En 2020 empezó una pandemia a nivel mundial donde nuestros sanitarios dieron la talla más que de sobra y demostraron que eran capaces más que de sobra de sacar adelante a un país en el que mogollón de gente se puso enferma al mismo tiempo y en el que por desgracia tuvieron que ver morir a gran parte de la población, sobre todo a gente mayor.

Por esa época se hicieron muchos contratos que llamaron covid, es decir que esos profesionales cuando se terminase la pandemia se irían a la calle. Éstos tenían un año de duración y después de haber dado lo mejor de ellos, haberse partido el lomo trabajando como burros echaron a más de tres mil trabajadores a la calle, dejando solo a unos pocos en especialidades muy específicas y dejando otra vez una sanidad que había demostrado una vez más que es una de las mejores del mundo por los suelos y solamente por la falta de personal sanitario y de instalaciones, en definitiva, por la mala gestión de quien nos gobierna actualmente en la comunidad de Madrid, y solo porque según ellos la pandemia ha finalizado, pero eso no es verdad, porque sigue habiendo covid y siguen apareciendo más variantes, y esto lo que esta haciendo es que el resto de enfermedades, sobre todo las crónicas han pasado a un segundo plano, las listas de espera para las operaciones han aumentado muchísimo y también la espera para coger cita para un médico especialista o incluso el médico de cabecera.

Esto conlleva que las urgencias médicas estén masificadas.

Hace unos días tuve que visitar las urgencias del hospital doce de octubre y por suerte esta vez iba en ambulancia así que no me tocó esperar en la sala de espera, la cual suele estar hasta arriba de gente siempre, dentro en las camas estábamos un montón de gente y como siempre el personal corría de un lado para otro para llegar a atendernos a todos los que estábamos allí, y la verdad que no me puedo quejar porque era como siempre una atención personalizada y magnífica, dedicándome el tiempo necesario en cada momento e incluso cuando necesitaba unas palabras de aliento también estaban ahí para dármelas.

Estuve allí si no recuerdo mal como casi dos días, pero el segundo me lo pasé esperando habitación pero el hospital está lleno y como tiene que ser una habitación para mí sola por el aislamiento de contacto por la bacteria que tengo en la orina pues es más difícil encontrarme una completamente libre.

Lo peor fue cuando ya por fin me subian a la habitación, cuando salíamos de la sala en la que estaba en urgencias se me cayó el alma a los pies y la cara de vergüenza, porque en la entrada a la sala había una cola como de seis ocho personas esperando cama, incluso algunos con cama esperando hueco, pero lo más sangrante es que todos o casi todos eran personas mayores sentados en sus sillas de ruedas, muchos de ellos con Alzheimer, gritando desesperados y desorientados porque no sabían dónde estaban y otros atónitos porque no entendían por qué las otras personas que estaban allí gritaban sin ton ni son.

Y ahora me pregunto yo, ¿De que vale que nuestros profesionales de la salud se estén partiendo el lomo si nuestro gobierno de la comunidad no pone medios para que estos trabajen dignamente?

Desde aquí quiero mandar todo mi apoyo a esos profesionales que cada día dan todo de sí mismos y un poquito más para que el resto de los ciudadanos estemos bien atendidos, y todo ello con una sonrisa y la mejor de sus caras.

Y también quiero mandar todo mi apoyo y mi cariño a esos profesionales que dieron todo de ellos y un poco más y cuando el gobierno dio por terminada la pandemia se quedaron sin trabajo, bajo mi punto de vista injustamente.

No quiero terminar este escrito sin reclamar una vez más una sanidad pública, accesible y de calidad, tengamos una discapacidad, seamos del país que seamos, pensemos como pensemos y queramos a quien queramos.