Los sueños se cumplen, aunque cueste.

Hace unos meses conocí a un grupo de gente y especialmente con dos de ellos hice especial amistad, Mario y Maikel. Con ellos dos he compartido muchas cosas en estos últimos meses de encierro.

Pero dió la casualidad que un día hablando con Mario me contó que trabajaba en las pistas del palacio de hielo, y ahí fue cuando creí que me volvia loca.

Llevaba tres años intentando patinar en las pistas en Navidades y nunca hay forma de que el Ayuntamiento de Madrid ponga una única pista con una entrada accesible.

Pues bien resulta que mi querido amigo trabaja en el palacio de hielo en las pistas. Y me prometió que me iba a invitar un día.

Están a punto de cerrar las pistas así que antes decidió pedirme que fuese un día a cumplir lo único que me quedaba por cumplir en este mundo, patinar.

Aquí os dejo unos vídeos y unas fotos para que veáis que si se quiere se puede.

Por último quiero agradecer a Mario por la invitación, su eterno cariño y apoyo cuando pensaba que no iba a poder y a Maikel por no abandonarme ni un solo segundo en esta loca pero bonita experiencia. ¡ Y PARA LOS QUE LO DUDABAIS, MIS DIENTES ESTAN SANOS.! Y AMENAZO CON VOLVER

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